En esta serie de entradas sobre la Primera Vuelta al Mundo hemos ido narrando etapa a etapa esta gran aventura. Pero nos hemos permitido publicar intercaladas las biografías de hombres destacados en aquella aventura. Hasta ahora hemos publicado la biografía de Magallanes y Pigafetta pero hemos dejado para el final a otro gran protagonista... y es que fueron dos los grandes protagonistas de la primera Vuelta al mundo; Magallanes como organizador de la escuadra y Elcano como el que finalmente consigue tal terrible epopeya. Presentado ya el primero ya es hora de presentar al marinero guipuzcoano, Juan Sebastián Elcano.
No es casualidad que hayamos dejado para ahora la presentación de Elcano, y es que hace escasos días (el 16 de septiembre) se han cumplido 500 años del nombramiento de Elcano como capitán de la Victoria. El barco que dirigió para dar la vuelta al mundo.
Nuestro protagonista nace en Guetaria en torno al año 1486. Su familia estaba compuesta por pescadores y marinos acomodados que contaban con embarcación propia con la que se dedicaban al comercio. Juan Sebastián era el primogénito de 9 hermanos dedicándose todos ellos al mundo del mar, excepto un hermano sacerdote.
Elcano desde muy joven se enroló en barcos pesqueros y comerciales, por lo que adquirió gran experiencia marinera. Hacia 1509 contaba con una nave de doscientas toneladas con la que tomó parte en la expedición militar contra Argel, que fue dirigida por el cardenal Francisco Jiménez de Cisneros. Posteriormente tomó parte en otra campaña en Italia, esta vez a las órdenes del Gran Capitán.
Durante esta última campaña, Elcano hubo de hipotecar su nave a unos mercaderes saboyanos para poder pagar los sueldos que adeudaba a su tripulación, que había amenazado con amotinarse. El navegante vasco esperaba la llegada de la compensación económica que le debía la Corona por los servicios prestados en la campaña militar de Italia, pero esta no acabó de llegar, por lo que, viéndose incapaz de saldar su deuda en plazo, se vio obligado a entregar su nave a los saboyanos. Al hacer esto, Elcano incurrió en un delito, ya que una ley vigente en la época prohibía vender embarcaciones armadas a extranjeros en tiempos de guerra.
Hacia 1518, se estableció en Sevilla, donde tuvo conocimiento del proyecto que estaba preparando el marino portugués Fernando de Magallanes, para descubrir una ruta a las Indias Orientales por occidente, a través de un paso o estrecho por el sur de América, que llevara a las islas de las especias (las Molucas) sin necesidad de bordear el continente africano ni atravesar dominios portugueses. La expedición de Magallanes tenía gran dificultad para reclutar tripulación por lo incierto del viaje, por lo que esta se formó en buena medida con desesperados, deudores y forajidos de la justicia, como el propio Elcano.
Fue así como en 1519 Elcano se alistó en la expedición de Magallanes. Su experiencia de hombre de mar le valió un cargo relativamente importante en la expedición: fue nombrado maestre (segundo de a bordo) de la nao Concepción, una de las cinco que componían la escuadra. Su capitán era Gaspar de Quesada y el piloto, el portugués Juan López de Carvalho.
Al hacerse a la mar empezaron los primeros roces entre parte de la tripulación y Magallanes desembocando en un motín. Elcano se unió al motín que dirigió su capitán (Gaspar de Quesada) contra Magallanes en la bahía de San Julián. Tuvo un papel importante en el motín llegando incluso hacer fuego contra Magallanes desde su puesto en el mando de la amotinada nao San Antonio. Tras reducir el motín Magallanes condenó a los cabecillas a muerte si bien le perdonó la vida a Elcano junto a 40 condenados ya que eran necesarios para la expedición. Quizás debido a estos acontecimientos Pigafetta (el caballero que escribía el diario de abordo y amigo personal de Magallanes) muestra una total rechazo a Elcano condenándolo al ostracismo y sin llegar a nombrarlo en ningún momento en su diario, ni siquiera cuando le nombran capitán y consiguen dar la vuelta al mundo.
Tras estos acontecimientos no volvemos a tener noticias de Elcano hasta la muerte de Magallanes en Cebú. Poco a poco Elcano va tomando más protagonismo y el manejo de la complicada situación en Brunei le hacen ganar las amistades de la tripulación. Tras la destitución de Carvalho la capitanía es asumida por Gonzalo Gómez de Espinosa y la marinería acaba proclamando capitán de la nao Victoria a Elcano.
Bajo esta nueva organización la armada llegada a la Especiería y tras cargar especias se emprende el retorno a España. La otra nao, la Trinidad, se encontraba en mal estado y se queda en el puerto de Tidore para ser reparada y volver por el Pacífico hasta Panamá. Elcano toma entonces el mando de la expedición de regreso y en contra de la opinión de su tripulación decide volver hacia el oeste pero lejos de las rutas comerciales de los portugueses, navegando por mares nunca antes cruzados.
Finalmente tras muchas penalidades llegan a España y como narra Pigafetta fueron los primeros en completar la circunnavegación del globo, ya que se consiguió llevar a término la expedición y llegar al puerto de partida, Sanlúcar de Barrameda, el 6 de septiembre de 1522 en la nao Victoria, junto con otros 17 supervivientes, lo que suponía el logro de una imponente hazaña para la época.
Por los servicios prestados el rey le concedió a Elcano una renta anual de quinientos ducados, una suma realmente importante, y, un escudo con dos ramas de canela, tres nueces moscadas y doce clavos de olor (el verdadero objetivo de la expedición), además de una esfera del mundo con la leyenda en latín: «PRIMUS CIRCUMDEDISTI ME» («Fuiste el primero que la vuelta me diste»).
Tras esto Elcano no se jubila y se embarca de nuevo, esta vez en la expedición de García Jofre de Loaísa, una expedición que tiene como objetivo el colonizar las islas Molucas. Tras la partida desde La Coruña realizaron numerosos descubrimientos geográficos y marítimos, pero su travesía fue una sucesión de desastres, calamidades y deserciones.
Elcano fallece en este viaje en algún lugar del océano Pacífico intoxicado al consumir un gran pez, probablemente barracuda, muriendo en un tiempo de 40 días también todos los hombres principales de la Expedición que comieron con él.
Así fue como pereció un gran marino que ha sido bastante olvidado tanto en su época como en tiempos modernos. Pero por fortuna en tiempos más recientes, poco a poco, se va poniendo en valor su hazaña.
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