Habíamos dejado, en nuestra anterior entrega de esta serie de entradas que relatan el viaje de la primera vuelta al Mundo, a los hombres de la armada de la especiería en el momento que Elcano es nombrado capitán de la nao Victoria. A la expedición ya solo les quedaban dos naos (la Victoria y la Trinidad) de las 5 que habían partido de Sevilla dos años y medio antes. En esta entrada vamos a ponernos al día de los últimos acontecimientos de este maravilloso viaje los cuales se cumplen en estos días el 500 aniversario.
Una vez que Elcano es nombrado capitán de la Victoria y Gonzalo Gómez de Espinosa de la Trinidad y Comandante de toda la expedición, se decide retomar el plan original: buscarán sin demora las Molucas, y volverán a España cargados de especias.
Tras algún enfrentamiento con nativos el 28 de octubre la expedición llega a la isla Mindanao donde toman a dos pilotos para que les guíen en su camino a la especiería. En sólo 10 días, estaban ya viendo los picos volcánicos de aquellas islas, las islas de la Especiería. Este momento lo dejó plasmado Antonio Pigafetta en su diario de abordo:
El piloto (…) nos dijo que esas eran las Islas Molucas. Dimos entonces gracias a Dios y en señal de regocijo hicimos una descarga general de artillería; no debiendo extrañarse la alegría que experimentamos a la vista de estas islas, si se considera que hacía veintisiete meses menos dos días que corríamos los mares y habíamos visitado multitud de islas buscando siempre las Molucas.
En la primera isla que recalaron fue en Tindore donde fueron muy bien recibidos por el rey local, un tal Almansur. Es musulmán, porque los árabes habían llegado mucho antes aquí para comerciar con las especias. El rey ofrece vasallaje al Emperador Carlos I y comercia con los españoles frente a los portugueses situados en la vecina isla de Ternate.
Portugal hacía 10 años que había localizado las Molucas, y aunque no había podido aún tomar posesión de ellas, sí que había establecido un almacén en la isla vecina de Ternate. Los españoles se dan cuenta de que debían apremiar su salida para evitar problemas con los portugueses, así que el 25 de noviembre empiezan a cargar las naves de clavo, y el 8 de diciembre intentan zarpar.
Sin embargo, justo al zarpar, la Trinidad advierte un problema. Le cuesta avanzar. Ambas naves maniobran y dan la vuelta, y ya fondeadas se descubre que la Trinidad hacía aguas de forma muy peligrosa. El rey Almasur dispuso buzos para localizar la avería. Por fin descubren que el problema es más grave que una simple vía de agua, puesto que encuentran la quilla partida y un agujero en el casco. Ello obligaba a descargar la nave, vararla en seco, y pese a que el rey trae carpinteros para ayudar, la reparación de la Trinidad iba a precisar meses.
Así las cosas, por decisión conjunta entre todos, y ante el riesgo de que esa armada portuguesa llegara en cualquier momento, disponen que la Victoria zarpe ya para volver a España rumbo Oeste, mientras que la Trinidad, una vez quedara reparada, volvería cruzando el Pacífico hasta el Darién, en el actual Panamá.
Se trata de un momento crucial porque demuestra que nuestros hombres eligen volver por el camino más peligroso, por el hecho de intentar dar la primera vuelta al mundo. La ilusión por conseguir esta hazaña fue clave en la elección del camino de vuelta, un camino que no les iba a permitir tocar tierra hasta España.
Elcano tomó en primera persona la decisión de dirigirse al Sur para evitar los monzones contrarios reinantes, y jugarse la carta, muy arriesgada, de que en esa dirección terminara desapareciendo el efecto del monzón y encontrando vientos que le dirigieran al cabo de Buena Esperanza, pese a la postura en contra de sus oficiales, el piloto Francisco Albo y el maestre Miguel de Rodas, que por el mal estado de la nao no querían arriesgarse a no hacer escalas intermedias.
Por precaución se redujo la carga de clavo de la Victoria de unas 27 toneladas y, por fin, el 21 de diciembre de 1521, zarparon con 47 tripulantes y trece indígenas, con velas nuevas, en las que se lucía una gran Cruz de Santiago y la inscripción Esta es la Figura de Nuestra Buenaventura. La emocionante despedida entre ambas tripulaciones nos la cuenta Pigafetta:
Los nuestros nos acompañaron en su chalupa tan lejos como pudieron, y nos separamos, al fin, llorando
Durante varios días recorren diversas islas del archipiélago de las Molucas, hasta que el 25 de enero llegan a la isla de Timor. Allí dos de los tripulantes desertan y huyen a nado, Martín de Ayamonte y Bartolomé de Saldaña, quienes no mucho después serán recogidos por los portugueses y trasladados a Malaca prestando testimonio ante los portugueses del viaje realizado.
Los de la nao Victoria, después de 11 días, parten hacia el gran océano. Pero la siguiente etapa del viaje ya la contaremos más adelante.
Ahora cuando se cumplen 500 años de estos acontecimientos nos encontramos con la presentación del disco que la haremos próximamente. Un disco en el que ponemos música de la época a la narración de estos acontecimientos. Hasta aquí podemos leer, en breve más información.
Fuentes: Ruta Elcano
Wikipedia
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