Retomamos la sección de Compositores Ilustres para presentaros el último autor del periodo renacentista. En las próximas entradas, por tanto, dejaremos atrás esta prolífica época para pasar a la música europea de los siglos XVII y principios del XVIII: el barroco.
Pero antes de pasar de página en la historia, no podíamos eludir la figura del gran genio Tomás Luis de Victoria, quien fuera el mejor músico español durante varios siglos y el que ejerció mayor influencia en compositores posteriores. Su música supera el periodo del Renacimiento, lo perfecciona y antecede a la primera música barroca.
Victoria nació en Ávila hacia el año 1548 siendo el séptimo de once hermanos. Con nueve años, fallece su madre. Su padre, una vez viudo, decide tomar los hábitos pasando a ser clérigo en la Catedral de Ávila. Solo un año más tarde, Victoria ingresa en el coro catedralicio. Con el tiempo, Victoria prosperó personal y musicalmente recibiendo clase de autores como Juan Navarro, Jerónimo de Espinar o Cristóbal de Morales.
Con sólo 19 años viaja a Roma en donde se ordena sacerdote y en donde entra en contacto con las corrientes musicales del momento, principalmente las de Palestrina de quien ya hemos hablado en entradas anteriores. Tiempo después, Victoria entra a formar parte de la Congregación del Oratorio, fundada en aquellos años por San Felipe Neri y también trabaja en otras iglesias y conventos en donde dirigía coros y acompañaba con el órgano.
Después de haber absorbido la influencia de la escuela romana, Victoria regresa a España para servir a la emperatriz María. Entre tanto, Victoria componía para diversas catedrales españolas y publicaba su música a través de distinguidas ediciones, algunas de las cuales cruzaron el océano para ser interpretadas en los territorios de ultramar, concretamente en México.
Posteriormente, y habiendo rechazado las ofertas de las Catedrales de Sevilla y Zaragoza para administrar puestos de relevancia, ocuparía el cargo de maestro de capilla en el Convento de las Descalzas Reales (Madrid) donde años más tarde encontraría la muerte. Parece ser que fue enterrado en la parroquia de San Ginés a pesar de actualmente su tumba no se encuentra identificada.
Al parecer, el carácter de Victoria era sencillo, austero y humilde a pesar de haber sido uno de los músicos más importantes de su época, contratado por reyes, papas, príncipes y otros importantes mecenas. Una prueba de su modestia fue el hecho de no haber sido retratado por ningún pintor, algo muy común entonces.
Toda la música de Victoria es sacra y vislumbra una asombrosa calidad técnica. Ya entonces, sus composiciones sólo eran comparables con la de su homólogo romano Palestrina, o con la del compositor flamenco Orlando di Lasso. No obstante, si bien la calidad es equiparable a estos dos, la cantidad es menor en el caso de Victoria, pues su obra es más reducida. Entre ella destacan misas, motetes, antífonas, himnos, salmos o magníficats.
El Officium Heddomadae Sanctae, quizá sea su obra más extensa y espectacular en donde el músico recogió la pasión y muerte de Cristo (Victoria escribió numerosos responsorios con citas bíblicas que debían ser interpretados durante los días de Semana Santa: Domingo de Ramos, Jueves Santo, Viernes Santo o Sábado de Resurrección, según correspondiera).
A continuación os dejamos interpretado por Gaudia Musica el penúltimo responsorio de Victoria titulado Aestimatus sum, en donde se narra el enterramiento de Cristo:
Letra (latín):
Traducción:
Esperemos que os guste esta nueva entrada de Compositores ilustres. En menos de un mes llegará la siguiente. ¡Buen día!
Letra (latín):
Aestimatus sum cum descendentibus in lacum.
Factus sum sic ut homo sine adiutorio inter mortuos liber.
Posuerunt me in lacu inferiori in tenebrosis et in umbra mortis.
Factus sum sic ut homo sine adiutorio inter mortuos liber.
Traducción:
Me cuentan entre los que van a ser bajados a la fosa de los muertos.
Soy como un inválido, y tengo mi cama entre los muertos.
Me han colocado en lo más profundo de la fosa, en las tinieblas, en la oscuridad de los muertos.
Soy como un inválido, y tengo mi cama entre los muertos.
Esperemos que os guste esta nueva entrada de Compositores ilustres. En menos de un mes llegará la siguiente. ¡Buen día!
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