En estos tiempos de cuarentena seguimos navegando con Magallanes y Elcano y continuamos ambientando históricamente el nuevo proyecto musical de Gaudia Música llamado "Música en tiempos de F. Magallanes y J. Sebastián Elcano".
Por cierto hemos añadido un nuevo link a la izquierda en el panel de navegación del blog. Se trata de la imagen del V Centenario de la 1ª Vuelta al Mundo que tenemos permiso de uso al estar nuestro proyecto musical apoyado por la Comisión del V Centenario. Pinchando en la imagen te dirigirá a la página oficial de esta comisión, la cual recoge y apoya las iniciativas que tienen lugar en España en conmemoración de la Primera vuelta al Mundo, entre otras la nuestra.
Continuamos la singladura y retomamos la narración allí donde dejamos a nuestros marineros tras pasar la primera navidad en la costa brasileña y camino a lo desconocido, ya que hasta ahora el viaje había transcurrido por costas ya descubiertas y cartografiadas, por entre otros, el santoñés Juan de la Cosa.
Tras abandonar las costas brasileñas los marineros se encontraron con un gran mar si bien sus aguas eran salobres. Era la enorme desembocadura del río de la Plata o como entonces se llamaba el mar de Solís. Este nombre se debía a su descubridor Juan Díaz de Solís que había navegado por estas aguas solo 5 años antes que Magallanes tomando posesión para la corona española e intentando buscar un paso a las islas de la especiería, al igual que Magallanes. Si bien su empresa no acabó bien ya que Solís fue asesinado por unos indios nativos y la tripulación regresó a Sevilla con las manos vacías.
Magallanes retomó la empresa dejada a medias de Solís y se internó en este raro mar dulce. Magallanes y la flota navegaron hacia el interior pensando que habían encontrado la entrada al mar del Sur, nombre con el que se conocía al océano Pacífico. Tras quince días se dieron cuenta de que aquello era una ensenada de trescientos kilómetros tierra adentro, el estuario del río de la Plata, el más ancho del mundo, entre los actuales estados Uruguay y Argentina y no el anhelado paso. Tras la decepción, fueron costeando el litoral a lo desconocido, llegando a la costa de lo que Magallanes llamó "La Patagonia".
Allí entraron en contacto con unas gentes, los patagones, que les parecieron gigantes, aunque recientes estudios dicen que no eran más altos que los europeos de la época. Se piensa que Magallanes los bautizó así debido a que se quedó asombrado por las huellas de sus pies, las que artificialmente eran ampliadas por las pieles que les servían de calzado, por lo cual los llamó patones, es decir "de pies grandes", de donde «patagones». Aunque también se considera que estos pueblos le habrían evocado a Magallanes al gigante Patagón de la novela de caballería española Primaleón. Con estos pueblos realizaron intercambios de diferentes productos e incluso a alguno lo engañaron para embarcarlo, bautizándolo y dándole el nombre de Juan.
El tiempo empeoraba, tanto por la navegación hacia el sur como por el final del verano austral, que acababa el 21 de marzo, por lo que se vieron en la necesidad de buscar un refugio para pasar el invierno. Esto suponía que la flota estaría paralizada al menos tres meses. Los últimos días de marzo encontraron una bahía a la que llamaron San Julián y a la que Magallanes le pareció óptima para realizar la invernada. Esta decisión la tomó en contra de la opinión de toda su tripulación que prefería pasar el inviernos en una zona más al norte y no tan fría. Como veremos en la próxima entrega esta decisión le acabó provocando grandes problemas a Magallanes.
Hasta aquí esta entrega sobre la primera vuelta al mundo. Dentro de unos meses publicaremos la siguiente entrega, en la que se recoge ya un importante acontecimiento en esta primera vuelta al mundo. Os dejamos con una obra que casi no hace falta presentación. Se trata de "Más vale trocar" y está incluida en nuestro programa "Música en tiempos de F. Magallanes y J. Sebastián Elcano".
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